[Estribillo Javier Ojeda]
Siéntelo, el reloj se paró,
una mirada al hall en el hotel que nunca llega el sol.
Una extraña autopista en la que el tiempo se fue,
una cálida brisa que te engaña y te envuelve en la hiel.
Sigue el trayecto del sol hasta que se esconda,
el camino va a ser duro, voy preparando tu soga.
Con un cielo rojo crudo, luces de neón chillonas,
te incito a que no pases de largo, entra en mi zona.
Te llaman la atención, hipnotizan tu visión,
una bienvenida de perfume, carmín y atracción.
Y no lo puedes evitar el parar, el entrar en aquel lugar,
en su interior oyes las copas chocar.
Un primer paso, papel dorao a trazos,
los gritos de infidelidades con finales trágicos.
Cruza el umbral del pánico con un sabor metálico,
el percutor que rompe la calma y da paso al llanto.
Un padre de familia que no puede con su desesperación,
ver como lo pierdes to', ver cómo te haces mayor
y acabas solo, sentao en un sillón
buscando recuerdos rotos, marchitándote en una habitación.
No somos nadie, la muerte es solo un baile en un salón muy grande,
con lámparas de araña y cortinas de sangre.
La vida arde en un triste letargo,
el mundo siempre dándonos ese sabor amargo
y no hablen, que el pueblo sea sumiso eso pretenden
y lo sabes, libre de cargos van acrecentando males,
son dardos que envenenan los vocablos,
yo solo quiero invitarte a pasar la noche en el Hotel Diablo.
[Estribillo Javier Ojeda]
Siéntelo, el reloj se paró,
una mirada al hall en el hotel que nunca llega el sol.
Una extraña autopista en la que el tiempo se fue,
una cálida brisa que te engaña y te envuelve en la hiel.
Sigo andando por este pasillo ocre,
buscando algún porqué, transmitiendo la vida de clockers,
cambio de enfoque, buscando calmar mi sed,
lo mío es el respeto no la fama y los billetes.
Conocer cuando vas a perecer y que no te importe,
haber vivido una vida con clase mostrando el porte,
sin perder el norte haciéndote más fuerte,
no hay victoria sin miedos, sin lágrimas y sin muertes.
Sin levantar y caerte, la rabia del que pierde,
el llanto y el dolor por los que se van y no vuelven.
Aquel que no valora ya lo que tiene,
porque sus días son un cuelgue y el veneno le puede
cortar las alas sin avisarlo, sin esperarlo,
la suerte y la esperanza son pa' aquellos que buscan lograrlo.
Es la actitud de un tío que siempre ha sido un warrior,
te invito a pasar una noche en el Hotel Diablo.
[Estribillo Javier Ojeda] (x2)
Siéntelo, el reloj se paró,
una mirada al hall en el hotel que nunca llega el sol.
Una extraña autopista en la que el tiempo se fue,
una cálida brisa que te engaña y te envuelve en la hiel.